martes, 22 de marzo de 2011

Central de Fukushima

La explosión ocurrida en la central nuclear de Fukushima, luego del megaterremoto que afectó Japón el viernes, abrió el debate sobre si es necesario contar con este tipo de plantas en un país en el que constantemente se mueve el piso y el peligro que reviste, pero también nos deja una enseñanza manifiesta respecto a la seguridad en materia de instalaciones.

La fragilidad en materia energética que podría llevar a un racionamiento en el país, ha motivado la discusión de buscar alternativas desde el carbón a la energía nuclear, en medio de la oposición de grupos ambientalistas.

La matriz energética que depende en general de la hidroelectricidad ha llevado que en épocas de sequía, como en la actualidad, se cuente con una disminuida presencia del agua acumulada en los embalses y por ende un temor al racionamiento o cortes programados de electricidad.

Ante este escenario, el tema de contar con centrales a carbón o a gas natural licuado gana terreno entre adeptos, a pesar que es sabido que la generación termoeléctrica produce grandes emisiones de gases de efecto invernadero, mientras que el gas presenta una gran volatilidad en los precios.



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